Vestido diseñado por Raf Simons para su primera colección para Christian Dior en 2012
Desde que me enteré de las puertas abiertas de #JPLVMH de este año sólo podía pensar en una cosa: Dior. Una Casa emblemática que personifica la belleza y elegancia, que viste a las celebridades del momento y que imagino que es el sueño de más de una mujer.
30, Avenue Montaigne
La boutique original donde Christian Dior eligió instalar su imperio de moda se sitúa en la avenida Montaigne, unas de las más exclusivas de París. Ésta comparte vitrina con boutiques como las de Chanel, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana, Valentino, Fendi, Versace, Salvatore Ferragamo, entre otras (además del restaurant peruano Manko de Gastón Acurio que se encuentra en la vereda de enfrente).
Mi aventura de moda comenzó a las 8.07 am en los exteriores de la Casa. Durante mi espera frente a un kiosko blanco de LVMH tuve la oportunidad de conocer gente increíble con la que pude hablar largamente de moda. Joey, un estilista estadounidense; Mauricette, encargada de un negocio de distribución de artículos para piscinas, y su hija Fabienne, auxiliar de neonatología. Éramos los primeros de la fila de personas sin reservas, así que puedo afirmar que los cuatro estábamos super afanados por conocer Dior. Incluso, dio la casualidad de que ese mismo día era el cumpleaños del esposo de Fabienne, por lo que las celebraciones se postergaron para después de nuestro tour a Dior.
Los primeros de la fila en Dior: Joey, estilista americano; las francesas Mauricette y Fabienne (madre e hija) y yo 🙂
Una vez que se abrieron las puertas del número 30, comencé un viaje de ilusión, curiosidad y fascinación en el primer grupo de visitantes. Una fila de trabajadores nos dio la bienvenida a su Casa y a las 10 en punto, una guía nos hizo subir las célebres escaleras donde el modisto celebraba sus desfiles en los 50’s. Algo que me sigue pareciendo increíble fue que Christian Dior sólo estuvo a la cabeza de su Casa de costura durante una década, algo que demuestra el gran impacto que produjo en la moda.
El edificio de estilo neo Luis XVI fue»el preferido del modisto desde siempre», según señala la web oficial de Dior. Sus muros blancos y grises, techo alto, muebles antiguos y fotos de diferentes épocas generaban un ambiente de exclusividad pero a la vez acogedor. Todo era nuevo para mí, nunca había estado en ese lugar pero lo había deseado desde siempre.
La hora de los talleres
Nuestra primera parada fue el taller de hombres donde uno de sus maestros nos explicó la razón de ser de sus piquetes para armar un traje único a medida.
Atelier Homme
En la segunda estación se presentó la elaboración de las carteras Lady Dior, cuyo nombre es un homenaje a Lady Di. Los cortes de cuero tenían que encajar perfectamente con molde de madera que se encontraba sobre la mesa, una tarea de precisión y destreza.
Fineza en cada detalle de la preparación de una Lady Dior
La siguiente estación estuvo a cargo del «Atelier Tailleur» (taller sastre), donde se crean las características chaquetas inspiradas en el NEW LOOK de la marca.
Mezcla de experiencia y juventud en el taller Tailleur
Lo que sigue se encuentra entre mis puntos favoritos de la visita: el Atelier Fluo. Aquí se crean los trajes para las celebridades ¿Reconocen qué famosa utilizó este vestido? La respuesta viene más adelante.
Vestido de encaje negro con muchísimas horas de trabajo encima
El trabajo aquí es de una belleza indescriptible. Te das cuenta de que muchas manos han trabajado en estas creaciones con una ejecución impecable.
Si pensaron en una joven actriz oscarizada para el vestido negro, déjenme decirles que estaban en lo cierto. Jennifer Lawrence llevó este traje para la ceremonia del Oscar de este año.
El espíritu de Christian Dior está en los detalles hechos a mano, algo de lo que puede dar fe la bordadora Tomomi Umamura del taller de bordado.
El fino arte del bordado
Los niños también son mimados por esta Casa con Baby Dior.
Baby Dior
Una de las cosas que más me gustó del taller de relojes, fue que cuando le preguntaron cuanto tiempo le tomaba una de sus creaciones uno de los relojeros respondió que no estaban apurados, que no trabajan al estrés, que su trabajo requería gran habilidad y calma. Algo muy parecido a lo que se vive en el taller de joyería.
Piedra de ópalo en la relojería
La estación que viene fue uno de los puntos cúspides para mí: el Teatro Dior. Aquí se presentan miniaturas de vestidos de alta costura de la Casa como un pequeño homenaje a la exposición de 1945 del Museo de Artes Decorativas, que ocurrió durante la época de la Segunda Guerra Mundial.
Un vistazo a la galería
Mi color favorito del Teatro Dior
La última parada fue un viaje sensorial por los perfumes de la marca. En un primer momento, una plataforma giratoria mostraba diversas botellas. Luego, en otro ambiente habían muestras de los ingredientes de las principales fragancias en unos bowls de vidrio y finalmente, al pasar a un gran salón, se veía unas vitrinas con diferentes frascos de J’adore y frente a ellos, las artesanas que se encargaban de colocar las cintas en las botellas.
El hecho a mano da un valor único a cada pieza
Mi querido Dream Team y yo quedamos extasiados con el tour, aunque Fabienne nos dijo que hubiera preferido ver un poco más de «les petits mains» (las pequeñas manos) que hacen posible la alta costura de Dior. Por mi parte, yo me quedé con muchísima información en la cabeza sobre el savoir-faire francés y con ganas de conocer aún más.
Finalmente, ahora que lo pienso, fue un poco raro visitar Dior en esta época en la que aún no cuenta con un director creativo desde la salida de Raf Simons, en octubre pasado. Sin embargo, creo que el alma de Dior se encuentra siempre presente entre los artesanos que vimos ese día.
PD. Al final de nuestro paseo por la casa, que duró una hora y media (lo esperado era una hora), Dior tuvo la delicadeza de darnos un pequeño obsequio. Un detalle para recordar este día siempre.